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Bueno, como algunos sabréis, me encanta redactar. Hace poco inicié con un pequeño boceto de una historia, la cual titulé Una noche, una despedida. Trata sobre dos jóvenes, estudiantes universitarios que tuvieron un problema y se separaron. La idea de ese relato era ver si podía internar a otros lectores dentro de lo que se supone que vería el protagonista, o bien desde cualquier otra perspectiva [como la del cine, un plano general]. Hoy tengo la dicha de contarles que la historia fué publicada en una revista online y el editor me ha pedido que la continúe, así que le dí una continuidad algo sorpresiva quizás, no sé si me quedó tan bien como 'la primera parte' pero a mí me gustó. Ahora gustaría su opinión. El primer párrafo como podrán notar, es el párrafo final de 'la primera parte'.
La besé lentamente como un cariñoso gesto de despedida, y aparté su cabello de su cara para mirarla a sus hermosos ojos color café por última vez…Me alejé silenciosamente, mientras ella mantenía esa sonrisa irónica que tanto me gustaba, tomé mi bicicleta mas no me dirigí a mi apartamento, el alba había hecho su aparición y no pude terminar mi escrito, mi despedida. Simplemente continué hacia donde me llevase el horizonte.
La lluvia golpeaba fuertemente mi cara y dificultaba mi visión (mira que ir en bici sin haber dormido nada la noche anterior y en plena tormenta tropical no es nada fácil) aún no sabía a dónde ir, pero obviamente mi apartamento no era una opción, habían demasiados recuerdos allí guardados, así que decidí simplemente pedalear en línea recta hasta que se me ocurriera algún lugar dónde ir. No pasó mucho tiempo hasta que se me ocurriese algo, yo era listo, y de algún modo siempre había sabido que ése lugar era de algún modo mi segundo hogar, sin embargo para ir allí necesitaba recoger unas cosas de mi apartamento…y destruirlo. No me gustaba mucho la idea pero era lo mejor que tenía hasta los momentos.
Llegué a mi edificio, esta vez no guardé la bici en el estacionamiento sino que la llevé conmigo a mi apartamento, abrí la puerta rápido cerciorándome que no hubiese nadie cerca, entré a mi apartamento. La vela ya estaba consumida en su totalidad así que tuve que encender la luz, una pequeña lámpara que estaba suspendida en el techo de mi apartamento, en todo el centro de éste. Mi apartamento no era la gran cosa, no lo echaría de menos. Me dirigí hacia mi escritorio y retiré el segundo cajón de la parte derecha de éste, vacié su contenido por todo el suelo de la pequeña habitación y me dirigí de nuevo al escritorio. Cogí un destornillador y me puse a retirar el doble fondo, lo logré en pocos minutos y coloqué su contenido en el escritorio, el cajón lo lancé al suelo. Eran unos pocos efectos personales, un pasaporte, identificación y un permiso de conducir, todos bajo el nombre de Vincenzo Perugia…Mi nueva identidad. Abrí el último cajón, allí tenía dinero guardado, una suma de unos 3.452 dólares americanos, los guardé en el bolsillo trasero de mis vaqueros, tomé mi única mochila y en ella guardé mis nuevos documentos, unas cuantas fotos, mi amada portátil y una única muda de ropa que nunca me había estrenado. Ya estaba todo casi listo, me dirigí al baño e hice lo que pensé que no haría nunca, me afeité la barba, corté un poco mi adorado cabello y me coloqué unos lentes de contacto con un hermoso color verde oliva.
Me colgué mi mochila en la espalda, tapé el lavabo y lo dejé correr, en el suelo del baño había una barra de sodio lo suficientemente grande como para destrozar mi apartamento (y con el todas las evidencias de que alguna vez existí). Salí de mi apartamento sin darle una última mirada, caminé unos cuatro bloques al sur y luego dos al este, allí pedí un taxi para el aeropuerto, estaba a punto de dejar mi pasado e iniciar una nueva vida. Me dirigiría hacia la ciudad de México, el llamado D.F., de donde partiría a mi destino real.
Finalmente llegué al aeropuerto, estaba algo nervioso, ¿Qué pasaría si mis documentos no pasaban las pruebas de calidad? Seguramente iría a la cárcel. Me acerqué al mostrador de una aerolínea reconocida y pedí un boleto para el próximo vuelo a México D.F., la recepcionista me pidió mis documentos, se los dí. Podía sentir cómo sudaba. Ella los chequeó y me miró, se alejó del mostrador y llamó a alguien, supongo que era el gerente, éste se acercó al mostrador y entabló conversación conmigo, apenas me habló supe por su tono de voz que todo estaba bien. Me dieron un boleto en primera clase sin ningún tipo de recargos, pagando yo una tarifa económica. Al parecer Vicenzo Perugia era bien reconocido, abordé el avión, me relajé, cerré los ojos y empecé a pensar en qué haría al llegar al D.F., inmediatamente me quedé dormido…
Nota de moderación: corchetes eliminados.
La besé lentamente como un cariñoso gesto de despedida, y aparté su cabello de su cara para mirarla a sus hermosos ojos color café por última vez…Me alejé silenciosamente, mientras ella mantenía esa sonrisa irónica que tanto me gustaba, tomé mi bicicleta mas no me dirigí a mi apartamento, el alba había hecho su aparición y no pude terminar mi escrito, mi despedida. Simplemente continué hacia donde me llevase el horizonte.
La lluvia golpeaba fuertemente mi cara y dificultaba mi visión (mira que ir en bici sin haber dormido nada la noche anterior y en plena tormenta tropical no es nada fácil) aún no sabía a dónde ir, pero obviamente mi apartamento no era una opción, habían demasiados recuerdos allí guardados, así que decidí simplemente pedalear en línea recta hasta que se me ocurriera algún lugar dónde ir. No pasó mucho tiempo hasta que se me ocurriese algo, yo era listo, y de algún modo siempre había sabido que ése lugar era de algún modo mi segundo hogar, sin embargo para ir allí necesitaba recoger unas cosas de mi apartamento…y destruirlo. No me gustaba mucho la idea pero era lo mejor que tenía hasta los momentos.
Llegué a mi edificio, esta vez no guardé la bici en el estacionamiento sino que la llevé conmigo a mi apartamento, abrí la puerta rápido cerciorándome que no hubiese nadie cerca, entré a mi apartamento. La vela ya estaba consumida en su totalidad así que tuve que encender la luz, una pequeña lámpara que estaba suspendida en el techo de mi apartamento, en todo el centro de éste. Mi apartamento no era la gran cosa, no lo echaría de menos. Me dirigí hacia mi escritorio y retiré el segundo cajón de la parte derecha de éste, vacié su contenido por todo el suelo de la pequeña habitación y me dirigí de nuevo al escritorio. Cogí un destornillador y me puse a retirar el doble fondo, lo logré en pocos minutos y coloqué su contenido en el escritorio, el cajón lo lancé al suelo. Eran unos pocos efectos personales, un pasaporte, identificación y un permiso de conducir, todos bajo el nombre de Vincenzo Perugia…Mi nueva identidad. Abrí el último cajón, allí tenía dinero guardado, una suma de unos 3.452 dólares americanos, los guardé en el bolsillo trasero de mis vaqueros, tomé mi única mochila y en ella guardé mis nuevos documentos, unas cuantas fotos, mi amada portátil y una única muda de ropa que nunca me había estrenado. Ya estaba todo casi listo, me dirigí al baño e hice lo que pensé que no haría nunca, me afeité la barba, corté un poco mi adorado cabello y me coloqué unos lentes de contacto con un hermoso color verde oliva.
Me colgué mi mochila en la espalda, tapé el lavabo y lo dejé correr, en el suelo del baño había una barra de sodio lo suficientemente grande como para destrozar mi apartamento (y con el todas las evidencias de que alguna vez existí). Salí de mi apartamento sin darle una última mirada, caminé unos cuatro bloques al sur y luego dos al este, allí pedí un taxi para el aeropuerto, estaba a punto de dejar mi pasado e iniciar una nueva vida. Me dirigiría hacia la ciudad de México, el llamado D.F., de donde partiría a mi destino real.
Finalmente llegué al aeropuerto, estaba algo nervioso, ¿Qué pasaría si mis documentos no pasaban las pruebas de calidad? Seguramente iría a la cárcel. Me acerqué al mostrador de una aerolínea reconocida y pedí un boleto para el próximo vuelo a México D.F., la recepcionista me pidió mis documentos, se los dí. Podía sentir cómo sudaba. Ella los chequeó y me miró, se alejó del mostrador y llamó a alguien, supongo que era el gerente, éste se acercó al mostrador y entabló conversación conmigo, apenas me habló supe por su tono de voz que todo estaba bien. Me dieron un boleto en primera clase sin ningún tipo de recargos, pagando yo una tarifa económica. Al parecer Vicenzo Perugia era bien reconocido, abordé el avión, me relajé, cerré los ojos y empecé a pensar en qué haría al llegar al D.F., inmediatamente me quedé dormido…
Nota de moderación: corchetes eliminados.
¡Soy el fantasma de Habtium! Me dedico a reemplazar aquellas cuentas que han sido eliminadas. 👻
Me ha encantado, por cierto, unos errorcitos ahí:
Me colgué mi mochila en mi espalda: Repetiste 'mi', queda mejor 'Me colgué mi mochila en la espalda...' En esa misma oración dice bano y lavabo xd.
Me colgué mi mochila en mi espalda: Repetiste 'mi', queda mejor 'Me colgué mi mochila en la espalda...' En esa misma oración dice bano y lavabo xd.
Me ha encantado, por cierto, unos errorcitos ahí:
Me colgué mi mochila en mi espalda: Repetiste 'mi', queda mejor 'Me colgué mi mochila en la espalda...' En esa misma oración dice bano y lavabo xd.
Ya reparé lo de 'mi' y baño, es que no tengo 'ñ' en la pc esta. Lavabo sí está bien dicho xd
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Wow ! Si que sabes redactar .
¡Soy el fantasma de Habtium! Me dedico a reemplazar aquellas cuentas que han sido eliminadas. 👻
Vale, gracias por leer ;D
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Yo nunca leí :jum:
Vale, gracias por leer ;D
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Yo nunca leí :jum:
Osea, me estás diciendo que viste un tocho de letras, dijiste 'Anda, que guay, si hay muchas letras es buena redacción, comentaré este tema'.
O sólo lo has hecho para ganar más mensajes, una de dos xd
¡Soy el fantasma de Habtium! Me dedico a reemplazar aquellas cuentas que han sido eliminadas. 👻
Esta bastante bien me gusta tu forma de redactar la verdad se me ocurre poner un par de textos por aqui