Recientemente, la ola de calor ha estado presente en varias regiones de diferentes países, especialmente en municipios o ciudades que están a bajos metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). Si has estado sintiendo más calor de lo normal en los últimos días, no es que le esté fallando la glándula tiroides a todos, sino que estamos bajo la ola de calor, donde hay una elevación de la temperatura por encima del promedio habitual durante esta época del año, por el calentamiento global.

Aunque no hay una definición establecida para la ola de calor, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización Mundial de Meteorología (OMM) lo explica como "un periodo inusualmente caliente, seco o húmedo, de día o noche, que inicia y termina de forma abrupta, con una duración de por lo menos dos a tres días, con un impacto discernible en los seres humanos y los sistemas naturales". Sin embargo, la duración puede ser mucho mayor a lo definido por la OMS y la OMM.

El cuerpo humano presenta mecanismos de termorregulación ante la detección del aumento de la temperatura. A través de la vasodilatación (aumento del calibre o diámetro de los vasos sanguíneos) y el sudor, el cuerpo ayuda a enfriarse y a mantener la oxigenación de los órganos, pero tiene un efecto contraproducente: Sobrecarga al sistema cardíaco con más trabajo (no es bueno para los que tienen un corazón enfermo) y se pierde líquidos y electrolitos (causa deshidratación).

¿Y qué puedo hacer ante esto? La hidratación con agua es lo fundamental (lo predeterminado son ocho vasos de agua al día o dos litros de agua diarios, para un adulto sano de 70 kilogramos en promedio) y consumir cantidades adecuadas de sal en las comidas (o si eres deportista, consumir bebida con sodio). También puedes usar medios mecánicos externos para mejorar la humedad en el ambiente que estés, como el uso de ventilador o aire acondicionado.