La Iglesia:
La Dom zu Unserer Lieben Frau, Frauenkirche, de Múnich es la Catedral de la capital de Baviera. Está construida sobre las ruinas de una antigua iglesia del siglo XIII llamada Capilla de Santa María. En 1458, el pésimo estado de la capilla y el aumento de población de Múnich concibieron la idea de crear la nueva Iglesia.
Fue ordenada construir por Segismundo de Baviera al arquitecto Jörg von Halsbach. La construcción empezó en 1468 y hasta 1488 no se completaron sus dos fascinantes torres. Se construyó con ladrillos y es una de las más reconocidas obras del estilo gótico.
En 1494 la Iglesia fue consagrada. Por esta época, se empezaron a usar las torres, de gran altura, como defensa para la ciudad. Esto hizo en pensar en cambiar el aspecto final de la cúpula de las dos torres, que terminó en el actual modelo que se acabó en 1525.
La Segunda Guerra Mundial deterioró mucho el estado de la Catedral, tanto que hasta 1994 no se terminaron las obras de reconstrucción.
La huella:
La “huella del diablo” (Teufelstritt) es la curiosa leyenda que lleva aparejada la Catedral desde su construcción. La misteriosa historia cuenta que el arquitecto de la Iglesia, Jörg von Halsbach, hizo un pacto con el diablo.
Cuando el diablo se enteró de que iban a construir una iglesia tan grande, con capacidad para 20.000 fieles, encolerizó de tal manera que se propuso impedir por todos los medios el avance de la obra. Pero el arquitecto le propuso un pacto al diablo. El pacto consistía en que Halsbach construiría una Iglesia sin ventanas a cambio de que el maligno no se entrometiera en la construcción y le concedía una serie de favores personales. El diablo viendo la imposibilidad de lograrlo, aceptó.
Y así fue, la Iglesia de hecho se construyó en un tiempo prodigioso para la época: 20 años. El arquitecto, según la leyenda, demostró ser más listo que el propio diablo y le condujo hasta el centro de la entrada a la Catedral, justo un lugar en el que no se podía ver ninguna ventana, ya que estaban tapadas por las columnas. Se supone que el diablo no pudo adentrarse más para comprobar que no era una ilusión óptica ya que era un lugar sagrado.
La irá de Satán fue tan grande que dejó en el suelo su huella. La huella, según se cuenta, apareció al poco de construirse la Catedral, de ahí que la leyenda surgiera al poco de terminar dicha construcción. Además, el hecho de que Halsbach muriese poco después contribuyó a alimentar la leyenda con historias acerca de la venganza del maligno.