A sus doce años Natasha Moraes nunca se había cortado el cabello. Era la verdadera "Rapunzel"
Para lavar su pelo una vez a la semana la chica necesitaba por lo menos cuatro horas. Para peinarlo Natasha gastaba una hora y media todos los días. Ella no podía andar en bicicleta o ir a la playa con sus amigos. El nuevo corte de pelo, cuyo longitud es de cuarenta centímetros, requiere mucho menos tiempo.
Cerca de cuatro mil ochocientos dólares, recibidos por la venta de su propio pelo, Natasha se los dio a los padres para construir una nueva casa.
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