Campaña Anti-acoso
No te quedes callado, alza tu voz y marca el cambio
Además del tema del Bullying, hay otra cuestión que también se posa sobre la mesa, y son las personas que, de algún modo u otro, indirectamente, incentivan a que este desagradable problema social continúe. Los principales acusados suelen ser los docentes, que en muchos casos, hacen de la vista gorda y simplemente, pasan de hacer algo. Esto grave, y más suponiendo que, como figuras autoritarias dentro del plantel educativo, deben hacer todo lo posible por ayudar a sus alumnos, ya sea con un secillo dilema dentro del aula, como uno peor: el acoso escolar.


Todos somos responsables.

Probablemente muchos se ofendan y distorsionen esta afirmación en la imagen de un gran dedo acusador, articulando al mismo tiempo que nadie tiene la culpa de la miseria del prójimo, y que primero debemos velar por nosotros mismos antes que por los demás. En parte puede que tengan razón, pero, dentro de ese mismo contexto, nosotros también podemos valernos para decir que los que sufren de bullying tampoco tienen la culpa de que, condicionados ora por algún resentimiento ora por algún trauma psicológico, los acosadores se ensañen contra ellos.

Así que sí, todos somos responsables de que este fenómeno se siga perpetuando cada vez más, y lo menos que podemos hacer es tenderle una mano a quien adolece de esta terrible y muy preocupante situación. Por supuesto, todo debe empezar en el hogar; los padres deben prestar atención a sus hijos, asegurándose de que no presenten síntomas de recibir ni mucho menos ejercer maltrato. Hablarles constantemente puede tener un efecto rehabilitador en ellos, hazles saber que estás ahí y asegúrate de que vean en ti una imagen segura y confiable.

Por otra parte, los profesores tienen un rol fundamental en este tema, pues son (además de adultos) una autoridad a la que se le debe respeto y, aunque mínimo, tienen poder. Poder al que, bajo la ignorancia, muchos no suelen darle uso, alegando cosas como: "son cosas de chicos"; y por último estás tú. Sí, tú; si ves que en algo puedes ayudar, que la impotencia no te gane y hazlo, verás como un pequeño aporte a este problema puede hacer maravillas, acarreándote no solo satisfacción personal, sino que, tal vez, obtengas una remuneración acorde al mismo.

¿Por qué hay gente que acosa?

Es una duda válida, en especial para los que sufren susodicho acoso. Las razones pueden ser todas como a la vez ser ninguna. Tengamos en cuenta que, cuando decimos que el ser humano es una máquina incomprendible que puede ser tanto capaz de cometer las mayores atrocidades por el simple hecho de querer cometerlas como también puede ser la criatura más tierna que haya podido existir, estamos en lo cierto. Pero por lo general, las razones que los impulsan a cometer tales acciones serían: falta de empatía, maltrato familiar, superioridad (o inferioridad en muchos casos), problemas de conducta, obtener atención, consumos de alcohol y/o drogas o ser víctima de abuso sexual a temprana edad.

Ayuda a tus amigos, no te calles.

De nada sirve no decir cuando hay un fallo y lo peor que puedes hacer es quedarte callado y de brazos cruzados, no decir nada es directamente proporcional a aprobar la agresividad, sea cual sea. Aunque no lo creas, en la mitad de los casos, oponerse con un "¡Basta ya!" (o tu propio grito de guerra personalizado), suele ser efectivo para que el cese de violencia aparezca. En otros casos, si no eres capaz de decir nada, no te preocupes, retírate del lugar y sal en busca de un adulto, este sabrá qué hacer y tendrá mayor potestad que cualquiera. Si quieres, también puedes sugerirle a tu compañero que haga constancia de la situación a sus padres o profesores y si lo crees necesario, ofrécete a ir con ella o él. Si se muestra reticente a querer hablar con alguien, hazlo tú en su nombre, también funciona. Y si puedes, involucra a tantas personas como puedas, amigos o compañeros de clases incluso, no dudes en hacerle saber que no está sola o solo.

Trata a otros como te gustaría que te trataran a ti.

Este es un principio moral básico que, por desgracia, ha ido perdiendo peso en la actualidad, contaminado por la desconfianza, el individualismo o el orgullo, pero siempre se ha mantenido ahí, dispuesto a que lo tomen y le den uso. Así que si quieres recibir un buen trato en el día del mañana por parte de quienes te rodean, te recomendamos, primero que nada, comenzar a practicar la empatía, ponte en los zapatos de las demás personas, tu vecino, tus seres queridos o tus compañeros de clases, compréndelos a tal punto que puedas sentir lo que significa ser ellos.

Entendido esto, muéstrate compasivo, a pesar de que sientas que no puedes hacer nada, un gesto tan simple como una sonrisa o cualquier acto de amabilidad puede ayudar a alguien atravesar sus momentos difíciles. Sé amable, muéstrate siempre dispuesto a ayudar, así no te lo pidan. Escucha; a todos nos encanta conversar, desahogarnos, en sí, hablar, pero pocos se toman la molestia de escuchar. Después de todo esto, gradualmente, notarás el cambio que puedes generar con tan solo aplicar este principio moral a tu vida cotidiana y te sentirás bien contigo misma o mismo, créenos. Recuerda: "Sé el cambio que quieres ver en el mundo".