Muchísimas disculpas por el acto que acabo de hacer, pero me apetecía publicar la historia de habboween que hice

Érase una vez, en un tiempo no muy lejano, un niño llamado Aritz. Aquel niño, jugaba a un juego llamado Habbo y un día, decidió adentrarse en él. Construyó una máquina mágica con la ayuda de su profesor de ciencias, para transportarse al juego. Para que la máquina funcionara, se necesitaba un ingrediente raro... Debía coger, dientes de plata del cementerio. ¿Dientes de plata? Sí, debía buscar tumbas en las que hubiera gente con dientes de plata. ¿Qué haría esto para que la máquina funcionara? Pues muy simple, los dientes de plata tienen una carga eléctrica normal, pero si son de gente muerta, de hace bastante tiempo, eran mágicas. Entonces, Aritz fue al cementerio, pero escogió un mal día para ir. Era 31 de Octubre, y justamente iba antes de medianoche. El cielo estaba nublado y tuvo que usar la linterna que previamente metió en su mochila. Buscaba y buscaba, y no encontraba nada por aquel cementerio. Decidió ir a la parte abandonada del cementerio, donde ya no se enterraba a nadie porque era la zona antigua de allí. Él, sin saber el riesgo y peligro que corría, se adentró y pasó algo terrible. No había dientes de plata, y peor aún, apareció un lobo. No tenía miedo, pero prefirió marcharse antes de que lo deborara. A él, le encantaban los gatos, y sobretodo los negros. Por eso tenía 2 gatos de este color en su casa, además de un collar con la misma forma del animal. Ya eran las once, y seguía sin encontrar nada. De pronto, escuchó un sonido brusco y seco detrás suya. Se giró y una criatura rara se lanzó sobre Aritz. '¡Socorroooooo!', exclamó. En efecto, era un muerto viviente. Debía tener una edad media y un cuerpo bien robusto. No dejaba escapar al niño, que asustado seguía gritando. De pronto, se despejó el cielo y la luna brilló con todo su esplendor. Aritz visionó algo brillante en la boca de aquel muerto viviente, al que él llamaba Zombie. ¡Bingo!, era un diente de plata. No podía arrancárselo porque tenía demasiado miedo, estando prisionero de ese ser tan extraño, que decidió cerrar los ojos y pensar algo que pudiera salvarle. Por un instante, creyó ver un fantasma. Cada vez que parpadeaba, se le aparecía. Trató de pensar fuertemente que el estpíritu aquel, le salvara de ese lugar, pero tampoco debía marcharse sin el diente. Acto seguido, cogió una piedra y se la lanzó al zombie. Luego, le golpeó la boca hasta sacarle lo que él quería y corrió rápidamente hasta la salida. Se detuvo, algo malo pasó. Sí, eran los lobos. No pudo escapar y lo devoraron al chaval. El alma que rondeaba por allí, ya no estaba. Todo acabó. El diente cayó rodando por el suelo sangriento y nada más se sabió de Aritz...


EDITO: Ahora me doy cuenta de lo largo que es... asco XD

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Este tema tiene más de 1 mes sin publicar mensajes, no hace falta revivirlo además.


[tt]Caso Cerrado[/tt]